Mi alma continua sin descanso hasta no satisfacer sus más puros deseos guardados en el secreto de ella misma...

jueves, 19 de marzo de 2015

El niño que ríe y está alegre, es un rayo de luz del paraíso...

Cuando el hombre ríe, suele resultar desagradable mirarlo. Con frecuencia, la risa de la gente deja traslucir algo ruín, algo que rebaja a quien ríe, aunque no se percate, en absoluto, de la impresión que produce... Sólo quiero decir que, en la mayoría de los casos, el que se ríe no se da cuenta de su cara. Son muchísimos los individuos que no saben reír. Por lo demás, aquí no se trata de saber; es éste un don y no lo imitas. Lo imitarás, quizás, en cuanto te cambies en otro hombre y te orientes hacia lo mejor, ahuyentando los malos instintos de tu carácter; es verosímil que entonces, que tu risa mejore. En la risa hay hombres que se entregan del todo... Hasta una risa indiscutiblemente inteligente suele resultar repulsiva. La risa necesita, ante todo, sinceridad... La risa sincera y sin malicia es alegría. La alegría del hombre es el rasgo que nos lo entrega más completamente, atado de pies y manos. Hay caracteres que no entendemos, pero que el hombre se ría alguna vez con sinceridad y se revelará su índole. Sólo en su más alta y feliz realización, sabe el hombre reír comunicativamente, es decir, de un modo irresistible e ingenuo. No me refiero a su desarrollo intelectual, sino a su carácter, al hombre entero.
Si queréis examinar a un hombre y conocer su alma, no os fijéis cuando está callado, ni cómo habla, ni cómo llora o se emociona con las ideas más nobles; observadlo mejor en el instante que ríe. Si ríe bien, quiere decir que el hombre es bueno. Reparad aquí en todos los matíces; es menester, por ejemplo, que en ningún caso, su risa parezca estúpida, por más alegre e ingenua que fuere... Apenas advertís el menor indicio de imbecilidad en la risa, quiere decir que su inteligencia es limitada, aunque no hiciera más que verter ideas... Finalmente, si esa risa, aun siendo comunicativa, por alguna razón se os revela trivial, sabed que la índole de ese hombre es trivial; cuanto de noble y elevado os parecía advertir antes en él, era deliberadamente rebuscado o de imitación inconsciente.
Comprendo que la risa es la prueba más segura del alma. Mirad a un niño; sólo los niños saben reírse absolutamente bien... Por lo que resultan tan encantadores. El niño que llora es desagradable, pero el que ríe y está alegre, es un rayo de luz del paraíso, es la revelación del futuro, en que el hombre será finalmente, tan puro e ingenuo como los niños.

Dostoiewski - El adolescente en Obras completas, II, 685 y 686

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