Mi alma continua sin descanso hasta no satisfacer sus más puros deseos guardados en el secreto de ella misma...

sábado, 22 de diciembre de 2012

¡Desorden 2012!


¡No! ¡Ya no se de qué hablar!
Se me vienen a la mente fotografías guardadas en mi ser, sin movimiento, sin vida, pero que explican el motivo por el cual decido atesorarlas, nunca olvidarlas.
Decido ubicar mi mente hacia ese objetivo que me propongo día a día, pero el día tiene veinticuatro horas, algunas de ellas logro dormirlas y lo demás pasa, ya es otro día y me arrepiento de haber fumado demasiado.
Por momentos recuerdo enfadosamente a un personaje argentino, (de) formado en Estados Unidos y hablando con acento brasilero y me aterra pensar que el ser humano está sufriendo una involución, si es que eso es posible.
Todos me hablan del fin del mundo y lo único que veo es un desfiladero de colores brillantes, de personas apasionadas en el comprar y vender, en malgastar y reír, en ignorar y seguir…
¡No! ¡Ya no se cómo hablar!
Por momentos te convertís en un bicho raro, te desagrada todo lo que en el común de la gente agrada, aún teniendo edades parecidas y todas las posibilidades de seguir por el mismo camino. Pero el bicho raro decide mirar hacia otro lado aunque eso signifique la soledad absoluta. ¿Qué cosa tan bella existirá que soporta cualquier precio? ¡Inexplicable!.
Giro mi cabeza, apunto la mirada y vuelvo a agradecerle a la naturaleza tan buenos beneficios y remedios para el alma. Tanta sombra gracias a los árboles, tantos aromas gracias a las flores, tantos deseos gracias a cada estrella…
Recuesto mi cabeza sobre el césped y hago las mismas preguntas de todos los días: ¿Cómo seguir sin errar? ¿Así debo hacer las cosas? ¿Cuántos nos beneficiamos por la decisión que tomo? ¿Yo solo? ¿Es eso correcto? Y termino al fin levantándome sin respuestas, con algunas dudas, hoy más cerca que ayer y más lejos que mañana… Y mañana pasará lo mismo…
¡No! ¡Yo no sé hablar!
El silencio se convierte en un buen aliado cuando necesitas concentrarte en tus cosas, como también se convierte en tu enemigo sellando tu boca y perdiendo oportunidades para dialogar. ¡Pobre silencio! Ahora es el culpable. Todo menos cada uno de nosotros es culpable de todo lo que nos pasa. Lo entiendo muy bien, si aplaudimos todo lo malo que hacemos y nunca queremos corregir hasta los malos sentimientos que tenemos, algún culpable tiene que ser excepto nosotros y hasta el nombre “silencio” termina escrito en la lista de las cosas que nos dañan.
Existe un culpable, existen dos culpables y también existe uno como culpable y eso es lo que hay que saber mirar. Muy difícil que en situaciones de seres humanos exista un único culpable, así que algo que ver con todo lo que nos pasa tenemos.
No imagino vida más feliz que una vida de decisiones fuertes, dolorosas, importantes, que te hagan ser distinto de ayer, que te haga ser cada vez más individual, distinto del resto, responsable de tu propia vida y amante de esas cosas que no poseen fecha de vencimiento.
¡Arte! ¡Necesitamos arte! No hablo de canciones modernas de tres minutos o de pinturas que muestran realidades individuales. Hablo del arte del buen decir, del arte de la amistad, del arte de los sonidos, de los colores… De lo que el mundo esta necesitando cada vez más: La belleza.







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